jueves, 15 de noviembre de 2012

Triste Insolencia


Que triste la tristeza que te hace sollozar. Que insolente la insolencia que se va, olvidando la juventud, dejándola pasar. Que insolente la tristeza que llama sin avisar, entra en tu vida y nunca te deja en paz.

No todo el mundo puede llorar, a veces el dolor supura hasta lo mas profundo de tu ser y empieza a carcomer parte de lo que eres, parte de lo que quieres ser. Otras veces, por desgracia, te acostumbras al dolor, a la decepción. Te acostumbras a que el mundo pise tu alma y te deje sin respiración, te acostumbras a no ser nada y tenerlo todo, a ser un mar de lágrimas secas bajo la tardía tempestad.

Jamás sabrás lo que una persona siente si esta en realidad  no lo quiere mostrar. Este arduo proceso de individualismo te hace ser algo rígido y gigante como la misma Tierra pero a la vez cálido y maleable en el interior, como un volcán en erupción. Y no te engañes a ti mismo diciéndote que estás bien, porque sabes que no es verdad; ¿Dónde están los sentimientos? Quizás olvidaste como amar, quizás, y solo quizás, tus sentimientos siguen escondidos en el fondo de aquel mar de magma ardiente a punto de explotar, como aquel volcán dormido pero activo que espera su esencia derramar. Lo realmente doloroso es cuando no puedes sentir nada, es como ser un narrador externo dentro de tu propia vida y mientras la gente pasa tú solo observas, sin interactuar, sin conocer los sentimientos que cada persona puede despertar.

Es tan triste que nadie lea una carta de amor, es tan triste que nadie reciba ese “te quiero” que deseas sacar sin explicación... Pero sobretodo es muy triste que poco a poco, dejes de sentir y ya no haya salvación. Los sentimientos son finitos si nadie los contempla y los anhela. Y tú, lúgubre alma vagante en un cielo estrellado no serás el que recuerde dicha sensación, no serás el que recuerde el día que gritaste “te quiero”, no serás nada porque eres lo que el mundo pidió, eres un simple juguete que un niño estúpido rompió.





Lucha ahora por todo lo que puedes sentir; Ama, ríe, llora y demuestra todo lo que sientes a tu voluntad. Pero no lo escondas, porque algún día, cuando necesites esos sentimientos ya no van a estar.