martes, 26 de junio de 2012

Aquel día que no decidí cambiar


Hoy he visto lo que era. Hoy he vislumbrado lo que ya no soy

No sé si llegar a agradecer lo que hoy de descubierto ser, debería negarme y admirar frente al espejo lo que el mundo ha conseguido hacer de mi pero, lo que hoy contemplas como “yo”, no es mas que una baldía promesa que rompí hace tiempo. Nunca he querido ser lo que soy y nunca he necesitado mirarme al espejo para poder reconocerme, pero hoy, este estúpido e irracional día, he olvidado quien soy y que hago aquí, he olvidado lo que el espejo refleja porque ese, ya no soy yo. Tengo tantas cosas escondidas, he cambiado tanto, que ni siquiera estoy seguro de ser la sombra de aquel brillante futuro que inspiraban mis sueños, que inspiraban mi capacidad de seguir adelante.

Y, para colmo, he tenido que mirar dos veces para reconocerme, para reconocer ese extraño ser lleno de furia y odio contra el mundo que aún esconde algo de compasión bajo sus carcomidas uñas. Aquel cuerpo que me devolvía el espejo comenzó a temblar demostrando que toda la fuerza que ahora poseo no es nada, porque no soy yo, ya no recuerdo ese brillo extraño en los ojos que me hacía especial, ya no recuerdo nada excepto sollozar. Hace tres años nadie me miraba porque era uno mas y, ahora que soy alguien, ahora que mi físico a conseguido hacer posible cada una de las impensables maldades que pasaron por mi pulcra mente, ahora, me doy cuenta que el que no se mira soy yo.


Hace años esto me parecía impensable. Yo sólo era otro niño regordete y no muy guapo de cara que usaba como única arma su moral, sus pensamientos y la distinción contra el bien y el mal. Ahora, después de tantos años he conseguido que la gente me mire al pasar, he conseguido ser aquel chico al que un día tuve que envidiar pero, ¿Dónde están los sueños que perseguía? ¿Dónde están todos esos remordimientos por hacer algo mal? ¿Dónde estoy yo? Porque por mas que miro al espejo y me pongo a pensar, todo lo que recuerdo de mi no existe, todo lo que quise ser un día ya no lo recuerdo y, por mucho que miro mis fotos, he cambiado tanto, que no ya no puedo ser ese chico que prometió seguir siendo correcto y sin maldad, ya no soy Sebi, porque este chico “guapo” lleno de maldad, nunca podrá ser Sebi, nunca jamás.




Porque si tuviese que escoger,
escogería cada recuerdo, cada sentimiento, 
cada momento que me entristeció o,
incluso un día llorando junto a esa triste canción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario