miércoles, 16 de enero de 2013

Finita Realidad


Cuando la vida escape de tus gélidas manos y el viento aúlle bajo la última luna de tus ojos, una balada triste compondrá la sinfonía del último acto de tu demacrada existencia marchita por el quebrantador fuego del tiempo eterno que, sin quererlo, consumió la mirada que un día observaba, esas manos que se aferraron a la vida y ese sentimiento meditabundo y nostálgico que completaba tu ser cual triste pececillo en su soledad.

Esperamos que el tiempo cure las heridas de otros que no han hecho mas que cauterizar lentamente tus venas paralizando tu sangre con el fuego de un tiempo finito que acaba de comenzar. Rogamos al cielo ver la luna una noche más mientras millones de días pasan ocultos en las tinieblas de un cuerpo marchito por la edad. Recorremos cuerpos inertes bajo la amnistía del amor que produce un sentimiento trágico y conmovedor.
Otorga ahora a este pobre humano un halo de pérfida inocencia que desaparecerá en un atardecer sin voluntad, concede el deseo de la vida eterna porque el deseo con los años se apagará, marchita la flor que recoge el jardín maldito de las aventuras y penetra en mi alma cual ázame oxidado liberando a mi cuerpo de su falsa voluntad. El alma, el corazón y la soledad... Una tríada de inminente Apocalipsis que no es mas que un lúgubre sentimiento de maldad.

Conocerás los placeres de la vida justo antes de tu muerte, dijo e Dios; Talaré las desgracias del momento y viviré el placer desgraciado de cada sentimiento, dijo el leñador. Caza a la presa que el mundo oculta bajo su oscura soledad, busquemos un rayo de sol en el frondoso bosque de la amistad y apuñalemos al ruiseñor maldito de hipocresía que no es más que el aire de un vendaval. Sé el demonio que traicionó al ángel bajo el sol de la realidad porque diablo o santo... Todos nos encontraremos bajo tierra, en el mismo lugar.

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