martes, 27 de agosto de 2013

Breath it out.


Al final resultó que el lugar mas oculto del mundo no era una isla perdida del pacífico o una tribu africana desconocida sino su propio corazón.

No era el momento adecuado y no lo sería jamás, no fue un momento decisivo, ni siquiera era un momento para recordar pero aún así ella decidió avanzar. Una noche mas, un segundo mas oscuro, una tarde rota por otro beso que no llegaría a dar. Yo simplemente miraba expectante desde un punto invisible esperando a ver cual sería su siguiente paso pero nunca lo llegó a dar. Ella se quedó allí, estática, inamovible como una roca enorme en mitad del mar, no se llegó a mover, ya no recuerdo si lo hizo alguna vez mas.

Cada hora era idéntica a la anterior y algo dentro de mí creía que de repente, en un simple parpadeo todo iba a cambiar pero no, nada cambiaba, ella seguía allí, quieta y distante como si el tiempo fuera ridículo para ella, como si la vida nunca se fuese a acabar. Probé a llamarla, gritar su nombre y hacerla ver que yo también estaba allí detrás de la oscuridad. No sirvió de nada, no cambio su rumbo pero el precipicio se hacía mas y mas corto, el derrumbe no iba a parar.

¿Por qué no se movía? Yo la había visto hacerlo antes, la había visto coger la vida por su mismo centro y girarla de tal forma que una mirada de rabia y dolor se convertía al instante en una sonrisa llena de felicidad, llena de dulzura, llena de todo ese sentimiento que ella misma ha dejado escapar.
Quizás sea que yo no puedo hacer nada, quizás sea que si ella ha decidido parar nadie puede hacerla cambiar.

Ha pasado ya mucho tiempo y yo sigo allí, no sé si han sido horas, días o años quizás pero yo sigo allí, observando su próximo movimiento pero empiezo a pensar que no llegará. ¿Qué ha pasado ahora? Ella no ha cambiado pero ahora algo la ha hecho mirar, algo oscureció su mirada y la hizo girarse una vez mas, quizás solo sea que quedarme aquí no ha servido mas que para convertirme en lo que ella era, para quedarme estático e inamovible junto a su sombra, para permanecer toda una vida mirando tras la atormentada oscuridad.

Y ahora llueve, ¿Pero no era verano? ¿Por qué coño tiene que llover? Odio la lluvia y creo que ella también, pero yo siento el frío, siento un profundo malestar. Ella no, simplemente me mira, me observa como si al rededor de ella todo parara y olvidase su profundidad.
Es extraño y no quiero sentir su maldad, es agonía pura en su pelo, sus dulces labios que nadie ha llegado a tocar y no me atrevo a mirar directamente a sus ojos, solo sé que ya no me quiero quedar. 

Ha pasado algo y no lo puedo describir pero ella ha apartado su mirada de mi y yo simplemente he empezado a caminar, la he dejado en la distancia mientras la lluvia paraba y yo empezaba a recordar qué motivo me llevó a observarla, ahora recuerdo qué cosa me llevó allí pero estoy seguro de que algún día volveré. Porque este es mi sitio, aquí es donde yo debo estar y algún día estaré.

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