domingo, 23 de febrero de 2014

Como perder en mi propio juego

Ahora dime como le cuento al mundo que he perdido lo único que quiero.

Parecía que lo llevaba tan bien, sonreía, ligaba con otros chicos… ¡Vaya! Incluso tengo novio pero no, no me sirve como solución. Me quedaré siempre aquí sentado esperando por si te veo bajar del bus por última vez y pensar en todo lo que has hecho por mi, todo eso que nadie había conseguido. Todo lo que el mundo deseaba que fuera y yo nunca quise ser, todo eso que ahora se está disolviendo entre lágrimas que no salen y momentos que se difuminan en mi mente sin que yo lo pueda resolver. Sin que yo si quiera pueda dar un paso adelante y olvidarlos con otros aún por conocer. 

Quizás no te quiera por lo que eres, sino por lo que has hecho conmigo. Me resulta incluso irónico no haberme enamorado de una sonrisa preciosa o un cuerpo perfecto, sino de ti, de la felicidad que desprendes y que incluso cuando te ibas, esa efusividad quedaba entre las sábanas de mi cama por horas y me permitía respirar. ¿Qué hago ahora? ¿Es que hay algo que hacer? Tú ya me has olvidado y yo no lo he podido hacer así que solo me queda volver. Llegar al epicentro de todo lo que un día creaste y destruirlo con toda aquella oscuridad, toda aquella maldad que empezaste a curar, todas esas sonrisas que al principio me obligaba a poner pero luego simplemente salían sin mas. 

¿Qué hago ahora? Volver a empezar. Destruirlo todo como hice tiempo atrás, ser la bestia despiadada que conociste y que sin querer comenzaste a cambiar. 
Necesitabas tanto de mi que yo no te podía dar… Necesitabas tantas cosas que estaban a punto de salir pero al final cerraste la puerta y te volviste a marchar. Ahora tengo miedo igual que lo tuve cuando te vi en el hospital, tengo miedo de que me vuelvan a hacer daño como cuando tenía 14 años, tengo miedo de levantarme una mañana y verte ahí, esperando el autobús pero no para verme a mi.

¿Tengo miedo sabes? Tengo tanto miedo que al final se adhiere a mi propia alma y borra todo lo que tu creaste, porque es lo que soy, justamente lo que podría no ser contigo, exactamente el resquicio del dolor y la desesperación atrapados en un suspiro. ¿Todo lo escrito días antes suena a mentira verdad? Simplemente no te puedo olvidar.

Soy como un agujero negro que destruye la felicidad. Soy aquel asteroide incomprendido que justo cuando aprendía a destellar se apagó sin más. Puede que simplemente sea aquel gilipollas que aprendió a amar demasiado tarde, tan tarde que lo único que amaba no volverá jamás.


Cuando mi gélida sangre empezaba a bombear,
mientras mi cuerpo inerte empieza a calentar,
cuando toda la maldad se desvanecía…
Te fuiste, te fuiste sin mirar atrás.

Ahora soy el que ahuyenta la felicidad, 
el que llora sin lágrimas, el que vive, 

aquel que muere. Aquel sin piedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario